El sistema inmune está compuesto por un montón de organismos celulares que cumplen diversas funciones para garantizar la salud de nuestro cuerpo, entre los que se encuentran los basófilos, un tipo de glóbulos blancos que juega un papel fundamental en el estímulo de la respuesta inmune, especialmente contra agentes patógenos infecciosos y reacciones alérgicas.
Ahora bien, aunque estas células de nuestro cuerpo son indispensables para combatir infecciones e inflamaciones, también pueden afectar nuestra salud si sus niveles en la sangre no se mantienen de la forma en la que deberían, sobre todo si sus valores se hallan por encima del rango ideal, dando como resultado una condición denominada basofilia.
Si no tienes idea de qué se trata, no te preocupes, aquí te contamos lo que debes saber al respecto y te explicamos las causas principales del aumento de basófilos.
¿Cuáles son los valores normales de basófilos en la sangre?
A modo general, los valores ideales de basófilos en la sangre deben ubicarse entre 0 y 183 células/ml. En caso de presentar un recuento superior a dicho límite, el paciente desarrolla lo que se conoce como basofilia, una condición caracterizada por la liberación excesiva de histamina que puede conducir a reacciones inflamatorias y alérgicas, las cuales a su vez conllevan a enfermedades de las vías respiratorias, infecciones y trastornos de la sangre.
¿Cuáles son las causas que conllevan a niveles de basófilos altos?
La basofilia es una condición que puede producirse de manera aislada o independiente, aunque casi siempre se desarrolla ante la presencia de una enfermedad o condición subyacente, como es el caso de las úlceras, la anemia y las enfermedades de tiroides, etc.
Por lo general, los basófilos altos se relacionan con reacciones corporales inflamatorias y alérgicas, enfermedades respiratorias como el asma y la leucemia mieloide crónica.
Si te has practicado un hemograma y los resultados han reflejado basófilos altos, debes acudir a un especialista médico que diagnostique las verdaderas causas y recete el tratamiento adecuado según la enfermedad o patología subyacente.